
El domingo mientras contemplaba este bellísimo atardecer, descubrí entre las ramas del los sauces criollos, este nido de hornero, pájaro al que tenemos incorporado desde que nacemos ya que suele verse por todos lados igual que su tan típico nido.
No se si ustedes lo han visto alguna vez y si por aquellos lejanas tierras se lo puede encontrar también, creería que no
Por eso saqué esta foto con el fin de que lo conozcan.

Muchos lugares encuentra apropiado el hornero para levantar su nido. Pueden construirlo en sitios inesperados para nosotros, como por ejemplo en vasijas abandonadas o alambres de púas, y a veces en otros francamente insólitos.
El tipo de terreno y la abundancia de lluvias deciden la construcción del nido en cuanto de ellos dependen la obtención de los materiales y la duración de la tarea. Casi siempre el casal tarda entre 6 y 8 días para levantar el nido, pero si hay sequía la labor requiere cuatro días más y varios otros en el caso contrario, cuando la humedad es excesiva (en terrenos pantanosos demora 15 días).
Llegado el momento propicio y elegido el lugar, el casal pone manos a la obra o mejor dicho el pico, porque con éste amasa el barro que constituye la materia prima por excelencia, a la cual agregan ramitas, raicillas, semillas pequeñas, crines de caballo, pajitas, y restos de hojas.
El nido tiene dos partes: (“tiene una sala y tiene alcoba”como dice el poema de Leopoldo Lugones) una cámara anterior, separado por un tabique de la posterior o cámara de incubación o de cría.
Se construye en tres etapas. En la primera se realiza la base. Cuando el espacio elegido para el nido es plano, hacen un círculo con el barro; si es una rama van poniendo barro a los costados hasta formar un disco cóncavo. En la segunda etapa se levanta la pared colocando el barro desde el centro del basamento y en el círculo, de manera que el diámetro se va estrechando a medida que la pared asciende hasta cerrar la bóveda y deja una abertura que funciona como entrada. En la tercera etapa, en la cual el hornero trabaja desde dentro del nido y mirando hacia fuera.
Faltan ya unos pocos detalles: alisar las paredes internas a picotazos o frotando con el pecho y recubrir el piso de la cámara de incubación con pajitas y plumas para asegurarse que sea mullida y cálida.
El nido está listo. Es firme, sólido y con una distribución realmente adecuada.
A partir de entonces se lo cuida con esmero, reparándolo cada vez que sea necesario.
Espero que les haya gustado. FIN JAJAJAJAJA...................